Anatoly Slivko


Anatoly Slivko

Detalles del caso

  • Clasificación: Asesino en serie
  • Características: Abuso sexual – Fetichismo – Necrofilia – Fotografiaba y filmaba todo el proceso
  • Número de víctimas: 7
  • Fecha del crimen: 1964 – 1985
  • Fecha de detención: 28 de diciembre de 1985
  • Fecha de nacimiento: 28 de diciembre de 1938
  • Perfil de la víctima: Un niño mendigo sin identificar / Aleksander Nesmeyanov, de 15 años / Andrei Pogasyan, de 11 / Sergei Fatsiev, de 13 / Slava Khovistik, de 15 / Sergei Pavlov, de 13 / ???
  • Método del crimen: Una vez que las víctimas estaban inconscientes, Slivko desmembraba el cuerpo, vertía gasolina sobre sus extremidades y el tronco, y les prendía fuego
  • Lugar: Nevinnomyssk, Rusia
  • Estado: Ejecutado con un disparo en la cabeza el 16 de septiembre de 1989

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Anatoly Yemelianovich Slivko nació el 28 de diciembre de 1938 en la localidad de Izberbash, un enclave petrolífero perteneciente a la actual República de Daguestán (antigua URSS). Fue un chaval normal durante su infancia y juventud, en la que acabó trabajando como operario en un pozo petrolífero.

Llevaba una vida totalmente normal, colaborando con un club de chicos jóvenes ruso llamado Chergid, perteneciente a «Jóvenes pioneros», un equivalente a los Boy Scouts americanos, del que llegó a ser presidente. Estaba casado y tenía dos hijos.

En mayo de 1961 fue testigo de un tremendo accidente de tráfico en el cual un joven de unos 15 años falleció. El joven llevaba puesto el uniforme de Jóvenes Pioneros, y murió a consecuencia de las heridas causadas por el posterior incendio del vehículo. Aquella escena lejos de atemorizarlo lo excitó sexualmente. En numerosas ocasiones se despertaba excitado soñando con aquel accidente, con el olor a gasolina y con el fuego que consumía al joven, por lo que decidió revivir aquella experiencia.

Esto le llevó también a obsesionarse con los chicos jóvenes, y dada su posición en la cima de la organización de jóvenes, los convencía para practicar unas técnicas para revivir gente que había aprendido en el ejército.

Para esto, los estrangulaba primero y luego los conseguía revivir. Lo que los jóvenes no sabían era que aprovechaba su inconsciencia para sacarles fotografías en posturas sexualmente sugerentes y para masturbarse durante ese tiempo.

En 1964 llevó hasta la cabaña de montaña de la organización a un joven vagabundo de 15 años, a quien había metido en los Jóvenes Pioneros, para practicar esa técnica de revivir. Sin embargo, una vez que el joven estuvo inconsciente Anatoly pocedió [procedió] a apuñalarlo en el corazón y a prenderle fuego al cadáver en un foso con gasolina. Después procedió a desmembrarlo y enterró los restos en varios lugares de la zona.

El 14 de noviembre de 1973, 9 años más tarde, el joven de 15 años Aleksander Nesmeyanov desapareció en la zona de Nevinnomyssk, al sur de Daguestán, mientras se dirigía en autobús a unirse a un campamento de Chergid.

El 11 de mayo de 1975 un niño de 11 años llamado Andrei Pogasyan desapareció. Su madre dijo a la policía que se había ido con un hombre a grabar unos vídeos de la zona circundante, pero la policía se limitó a decir que aquel hombre, Anatoly Slivko, tenía permiso del Gobierno ruso para hacerlas y que eso no lo convertía en sospechoso.

En el invierno de 1975 un preso comentó a sus custodios que sabía donde se encontraba el cadáver de Aleksander, desaparecido dos años antes, para lograr una reducción en su condena. Al buscar la policía en la zona donde el recluso había dicho no apareció nada, por lo que el prisionero se granjeó 4 años más de cárcel por «distracción de la autoridad».

En 1980 desparació [desapareció] otro integrante de Chergid, un niño de 13 años llamado Sergei Fatsiev y 2 años más tarde, en 1982, desapareció otro más, el joven Slava Khovistik, de 15 años.

El 23 de julio de 1985 desapareció otro miembro de Chergid, Sergei Pavlov, quien había dicho que iba a casa de Anatoly para que éste lo llevase a un viaje de exploración.

En noviembre de ese año la fiscal que investigaba la desaparición de Sergei Pavlov decidió investigar al club Chergid, puesto que era hacia allí, concretamente hacia su jefe, hacia donde apuntaban las pistas ya que éste habría sido el último en ver a Sergei.

No obstante, no encontró nada ilegal en las actividades del club, aunque le soprendió [sorprendió] que se habían producido varias desapariciones similares entre jóvenes miembros en el transcurso de varios años. En un principio no se tuvo en cuenta esto, pero al comenzar a interrogar a los chavales descubrieron que Anatoly de vez en cuando llevaba a alguno de ellos a solas a realizar experimentos.

También descubrieron que algunos padecían amnesia tras haber ido al viaje, probablemente por haber sido drogados y hasta 36 declararon que Anatoly los había estrangulado y posteriormente los había revivido con una técnica suya.

En diciembre de 1985 Anatoly fue detenido acusado del asesinato de 6 jóvenes, de pederastia y de necrofilia a tenor de unas fotos de los cadáveres encontradas en su oficina del club. Intentando eludir la pena de muerte Anatoly colaboró plenamente con la policía llevándola hasta los lugares donde estaban 5 de los cadáveres e incluso sintiendo pena por no poder recordar donde había enterrado a su primera víctima, asesinada 21 años antes.

Fue juzgado y sentenciado a muerte en marzo de 1986 aunque estuvo varios años en el corredor de la muerte, algo sumamente raro en la URSS de aquellos tiempos. Durante este tiempo intentó de todas las formas posibles que le conmutasen la pena capital por cadena perpetua, llegando a intentar ayudar a los investigadores a descubrir a un asesino en serie que operaba por la zona en aquellas fechas (quien curiosamente resultó ser Andrei Chikatilo), aunque no dio resultado.

En septiembre de 1989, horas después de hablar con las autoridades nuevamente sobre el asesino que andaban buscando, Anatoly Yemelianovich Slivko fue conducido al patio de la prisión de Novocherkassk donde en presencia de todos los internos recibió un disparo en la nuca.


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18 de abril de 2012

El caso del asesino serial Anatoly Slivko es muy poco conocido; sin embargo, sus actos, figuran dentro de los más crueles de la historia del crimen. Al igual que «Los Maníacos de Dnepropetrovsk», Slivko grabó y fotografió cada uno de sus crímenes, imágenes que hoy forman parte de un macabro vídeo colgado en la Web… quizá tan perturbador y enfermizo como el de los «Los Maníacos».

Anatoly Yemelianovich Slivko nació el 28 de diciembre de 1938, en Izerbash, URSS. Durante la infancia, no se detectó anormalidad alguna en el comportamiento del pequeño Anatoly. Era afable, relativamente responsable y compartía normalmente con otros niños. Mostraba respeto por sus mayores y no era conflictivo. En su adolescencia, tampoco mostró indicios del monstruo en el que se transformaría más tarde.

Trabajó como encargado en un pozo petrolífero, se casó y tuvo dos hijos. Además era un activo colaborador en el grupo de chicos jóvenes del Chergid «Jóvenes Pioneros» (que vendría siendo algo así como Boy Scouts de EE.UU.) Hasta ese momento, la vida de Slivko era absolutamente normal.

En 1961, Slivko presenció un grave accidente de tráfico, en donde un chico perdió la vida de forma espantosa. El adolescente iba vestido con la ropa de los «Jóvenes Pioneros», y Slivko pudo ver cómo el chico ardía en llamas, debido a la gasolina derramada por el accidente. Algo que quedó para siempre en su retina, fueron los pies del muchacho… sus zapatos ardiendo.

Esta escena lo excitó sexualmente, y durante varias noches soñó con el accidente, el olor a gasolina, la sangre y el fuego. Algo había ocurrido en su cabeza después de ser testigo de aquel hecho. Slivko recordaba lo ocurrido y no podía evitar masturbarse. Es así como comienza a interesarse, a su vez, por los chicos a quienes guiaba en «Los Jóvenes Pioneros».

Durante años, Slivko abusó de varios de los chicos de entre 13 y 17 años que estaban bajo su tutela, usando extraños juegos de los cuales hacía partícipes. Primero se ganaba la confianza de estos, contándoles acerca de un «proyecto secreto». Cabe destacar que Slivko había ganado un par de premios por grabar películas caseras, por lo que este «proyecto secreto», apuntaba a una pseudo película en donde utilizaba niños para mostrar torturas nazis. Como los chicos confiaban en él, se prestaban para saciar las bizarras fantasías de Slivko.

Anatoly llevaba a sus víctimas al bosque, en donde comenzaba a grabarlos y fotografiarlos. Los hacía actuar frente a su cámara, hablar acerca de sus aficiones, etc. Luego los situaba sobre troncos y con una soga al cuello. Supuestamente les practicaría una «asfixia controlada» para esta suerte de «película-experimento»; pero mientras estos perdían el sentido, abusaba de ellos. Los ataba y colgaba de los árboles en distintas posiciones, con el fin de procurarse placer sexual ante el sometimiento de sus indefensas víctimas.

En el ejército, Anatoly había aprendido técnicas de resucitación; así que estrangulaba a los chicos hasta dejarlos sin sentido, les sacaba fotos en poses sexuales y se masturbaba a su lado, para luego «revivirlos» con su técnica. Los adolescentes no recordaban nada de lo ocurrido y Slivko parecía satisfacer sus impulsos.

Sin embargo, en 1964, Slivko no logra resucitar a una de sus víctimas (de 15 años de edad) y se ve en la obligación de descuartizar el cadáver y hacerlo desaparecer… no sin antes prenderle fuego. Lejos de espantarse, Anatoly Slivko encontró algo que le producía más placer. Es entonces, cuando comienzan a desaparecer varios jóvenes del Chergid.

Estas desapariciones se habían ido sucediendo poco a poco, por lo que la policía tardó un tiempo en darse cuenta de los hechos. Slivko tardó 9 años en matar nuevamente; pero los abusos sexuales superaban los 40 en los 21 años que este asesino estuvo activo.

Las desapariciones inquietaron a la población, y para 1985, el caso ya estaba causando controversia. Siete chicos habían desaparecido y no había rastros de su paradero. Una fiscal comenzó a sospechar de Slivko, pues todos los adolescentes desaparecidos pertenecían al grupo de «Jóvenes Pioneros» que habían participado con él.

Muchos habían desestimado esta hipótesis, pues Anatoly Slivko parecía intachable… sin embargo las investigaciones comenzaron a dar fruto, y algunos adolescentes comenzaron a contar inquietantes relatos a los investigadores, acerca de los extraños juegos de sometimiento y asfixia que Slivko practicaba con ellos, hasta dejarlos sin sentido.

Tamara Languyeva, la fiscal que seguía el caso de la última víctima de Anatoly Slivko, Sergei Pavlov (de 13 años), fue la responsable de su detención, en noviembre de 1985.

Los relatos de Slivko estremecieron al jurado. En su casa, escondidos, se encontraron los zapatos de las víctimas… estos, mostraban un corte transversal hecho con un serrucho. Esto, lo habría hecho sin quitarle el zapato a los chicos, cuando ya estaban muertos o agonizantes.

Los investigadores encontraron las cintas en donde Slivko grabó cada uno de los abusos y asesinatos… y les puedo asegurar que es uno de los documentos más espantosos de la criminología moderna.

En este video, se ve a Slivko grabando a su grupo de «Jóvenes Pioneros» mientras recorren unos bosques cercanos a la ciudad. Los graba mientras, estos adolescentes de entre 13 y 17 años, sonríen con inocencia. Slivko parece estar seleccionando a su siguiente víctima, los enfoca de cerca… sus caras y sus zapatos, lo cual representaba su mayor fetiche.

En otro segmento de la cinta, Anatoly les hace preguntas a varios chicos, mientras estos responden con ingenuidad. Cada momento previo al asesinato, es disfrutado por el asesino, lo que queda evidenciado en la excitación de la voz del criminal, registrada en la película. Slivko disfrutaba que sus víctimas fueran ingenuas… lo estimulaba aun más para cometer sus actos.

En otra escena, sale un chico disfrazado de policía… quizá representando parte de esta «película-experimento» con la cual Slivko engañó a muchos otros adolescentes. De pronto la toma cambia, y el niño está tendido de espaldas sobre una especie de lona o plástico, en medio del bosque. Sus brazos están fuertemente atados por unas sogas que están sujetas de unos árboles cercanos, al igual que su cuello. Sus piernas también están amarradas, pero con el extremo de la soga suelta. En ese instante, aparece Anatoly Slivko en escena. Coge la soga que retiene las piernas del chico, para tirar con fuerzas, hasta quebrarle el cuello. El cuerpo se mueve por impulsos nerviosos, mientras Slivko graba cada detalle. Uno a uno, los espantosos crímenes se van sucediendo en esta perturbadora cinta, la cual deja en evidencia la crueldad y el morbo del asesino. Cada asesinato es peor que el anterior, y el ímpetu del multi homicida se va acrecentando.

Ya en el final de la cinta, se puede observar a Slivko pasearse por la escena con los cadáveres en sus brazos, exhibiéndose ante la cámara y mostrando una enorme cantidad de zapatos de sus víctimas. También queda registrado su macabro ritual de cortar los pies y zapatos de las víctimas con un serrucho; o quemar los pies de los cadáveres con los zapatos puestos.

Anatoly Slivko fue acusado de 7 asesinatos y 7 agresiones de tipo sexual (aunque se le acusó de más de 43 ataques). Fue sentenciado a muerte; pero trató, por todos los medios, de que le conmutaran la pena a presidio perpetuo. Se mostró colaborador con las investigaciones e incluso se ofreció para ayudar con información acerca de otro asesino serial que estaba, en esos momentos, asolando Ucrania y que, de hecho, había opacado la notoriedad de su propio caso (Andrei Chikatilo); pero nadie quiso intervenir por Slivko. Fue ejecutado en el patio de la prisión de Novocherkassk, el 16 de septiembre de 1989.


Imágenes del caso


Videos del caso